Empezó a construirse en 1860 por el ingeniero, Ricardo Bellsolá. Las instalaciones, hechas de piedra local, fueron pensadas de acuerdo con las últimas tendencias enológicas para dar cabida a las instalaciones más modernas en materia de vinificación. La experiencia de Jean Pineau, bodeguero del Château Lanessan, combinada con el trabajo de Bellsolá dieron como resultado un edificio que sigue utilizándose hoy en día, manteniendo, eso sí, el espíritu y el encanto original del S XIX.